Guía de supervivencia en tiempos de home office
Si, lo escuché miles de veces, antes de la pandemia. “¡Como querría hacer home office! ¡Me ahorro el estrés del viaje, gano tiempo, estoy cómodo en mi casa”.
Después llegó el encierro obligatorio, y con eso se aceleraron procesos de cambio en el trabajo. De repente todos tuvimos que entrenarnos en el arte de trabajar desde casa, y tras años de probar el concepto, muchas empresas eligieron seguir ese modelo de trabajo.
Los beneficios se notaron rápido. Uno podía acceder a trabajos en todo el mundo sin trasladarse. Quizás conseguir un trabajo en dólares, lo cual solo decirlo seduce fácilmente a muchos argentinos, dada la economía que tenemos con una moneda que se devalúa a un ritmo exponencial.
Como siempre, el pasto es mas verde del otro lado de la calle, pero cuando uno la cruza y se queda un rato, se empiezan a notar los cardos.
La panacea del home office empezó a revelar su lado negativo. Al eliminar la oficina, también se perdieron aspectos muy importantes de la vida laboral:
- El espacio dedicado de trabajo, separado del espacio personal.
- La posibilidad de socializar en el trabajo.
- La forma mas natural de hacer equipo, cooperar y aprender entre sí: que el equipo esté físicamente junto para poder interactuar y verse cómo trabajan.
- El tema de las horas de trabajo se desdibujó. Léase, mails que llegan en fines de semana y a largas horas de la noche, que de no ser respondidos prontamente, llegan a enojos y regaños de parte de colegas y superiores de la empresa.
- Uno puede conseguir un trabajo con empresas de todo el mundo, claro. Pero a la vez compite con gente de todo el mundo. Y tambien termina trabajando con personas de países diferentes, culturas diferentes. Puede resultar que se haya creado la torre de babilonia moderna, donde cuesta colaborar porque nos comunicamos pero no terminamos de entendernos.
- Y último pero no menor: el aislamiento prolongado. Dado que al reproducir la forma de vida del encierro obligatorio de la pandemia, se termina generando los mismos vicios: ansiedad, sedentarismo, aislamiento social, agorafobia, depresión. ¿Debo seguir enumerando?
¿Esto significa que el home office es malo?
En realidad, como todas las cosas, depende de cómo se haga. A diferencia de la pandemia, uno no esta obligado a encerrarse en la casa, así que hay muchas opciones que en ese entonces no existían.
Así que, a continuación, les daré tips y consejos sobre cómo lidiar con los puntos negativos del home office, para poder disfrutar de los positivos.
Adaptándose a la nueva era laboral
Empecemos por el primer punto. Tener espacios diferenciados cumplía una función psicológica y organizativa de la vida. Según el lugar donde uno estaba, se podía adaptar para ser funcional a la tarea y situación. Cuando uno entraba a la oficina, se ponía en rol laboral y eso ayudaba a no distraerse con otros temas. Luego, al volver al hogar, cambiaba de modo, y podía relajarse, abordar temas familiares, desconectar de lo laboral. Perder eso hizo que no pudiéramos saber cuando es momento de qué. Y eso genera mucho estrés, que interfiere con el disfrute, el descanso, el dormir. Seguramente les suene todo esto.
Por eso, una forma de subsanarlo es simple: crear un espacio especifico de trabajo, diferenciado de los otros espacios. Si hay una habitación libre en la casa, convertirla en oficina. Si no es así, definir un rincón, preferentemente fuera de la habitación, que sea el lugar de trabajo. No usar la computadora del trabajo para el ocio. Al terminar el horario laboral, apagar la computadora y desconectarse electrónicamente de él en todas las formas posibles (sí, eso incluye no mirar los mails y mensajes laborales).
El segundo punto, que es la pérdida de sociabilidad, es más dificil de subsanar. Lo que se pierde en el trabajo, hay que compensarlo el resto del tiempo. Hacer actividades sociales, juntarse con amigos, hacer cursos presenciales, ir a la plaza. Cualquier cosa que te vincule con otros seres humanos de carne y hueso se vuelve esencial.
Esto lleva al tercer punto: para poder formar equipo, socializar y volverse más eficaces y reales en las interacciones, no hay forma de esquivarlo. Hay que juntarse y conocerse. Y para eso hay que crear actividades con ese fin. Este punto es el que más depende de la empresa, pero se puede plantear espontáneamente la necesidad entre pares y hacer reuniones presenciales o virtuales para charlar y conocerse. De ninguna manera basta con la reunión oficial para ver la orden del dia laboral. Es fundamental que las personas salgan a primer plano para poder colaborar
El cuarto punto, referido a los horarios desdibujados, se puede corregir construyendo una mejor ética de trabajo. Y eso es blanquear que uno tiene una vida fuera de lo laboral, y que eso implica que hay momentos para trabajar y momentos para otras cosas. Si, es una obviedad, pero estos tiempos parece que eso se barre debajo de la alfombra. Se pueden poner los horarios de atención en la firma de los mails o en respuestas automáticas fuera de horario, para que quienes les escriban puedan manejar su ansiedad y sepan que serán respondidas en un horario adecuado.
El quinto punto es mas bien un desafío, más que algo enteramente negativo. Aprender a colaborar con personas de otras culturas implica reconocer que los prejuicios en los que nos apoyamos para comprendernos son especialmente inútiles. Habrá que preguntar más, ser más humilde, y aprender mutuamente de las diferencias para superar este desafío. Bien enfocado, puede generar gente más culta y flexible, cualidades muy buenas tanto dentro como fuera del ámbito laboral.
El sexto punto es la consecuencia inevitable de no manejar adecuadamente los puntos anteriores. Si ustedes logran implementar lo que esta guía sugiere, va a ser mucho menos probable que sufran de trastornos de ansiedad, depresión u agorafobia. Y si llegan a sufrirlos, los efectos serán mucho menores. Por eso, mi consejo final, es este. Hacer home office fijo y permanente en vez de un trabajo presencial es como reemplazar un plato de comida nutritivo y rico por un ultraprocesado como un chizito o una galletita. Así que, no esperen tener buena salud alimentándose solo de esa forma. Busquen suplementar el home office con otros tipos de trabajo, otras actividades. Que su vida no pase por encerrarse en una habitación trabajando en la computadora en soledad. Armen una vida rica, y vivirán bien. No nacimos para estar encerrados.
Y si lo necesitan, no duden en hacer una consulta con un psicoterapeuta. He ayudado a mucha gente con estos temas, y se está volviendo una causa de sufrimiento cada vez más común.
Ya volveré con nuevos consejos para vivir mejor en el distópico mundo del siglo XXI.
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