Una reflexión sobre la violencia colectiva: el caso del superclásico

Tomas Donato/ noviembre 30, 2018/ Espacio reflexivo/ 3 comentarios

Recientes eventos me llevan una vez mas a pensar en este lado oscuro que tenemos como sociedad. Después de un torneo notable, la copa Libertadores llegaba a una final histórica donde dos antiguos rivales del futbol argentino se enfrentarían. El sábado 24 de noviembre finalmente llegaba el partido definitorio en el Monumental, y el protagonismo no lo tuvo el deporte, sino la violencia colectiva.

Unas personas habían apedreado al omnibus donde estaba viajando el equipo de Boca, y la violencia no tardó en escalar. Varios jugadores tuvieron que ir a un hospital. Fanáticos de Boca gritaban “River cagón”. Los disturbios y destrucción en los alrededores de la cancha tomaron total protagonismo mientras los lideres de las instituciones responsables por el evento insistían que se jugaría el partido, a pesar de ir sistemáticamente postergando la fecha de inicio.

En esos momentos no pude evitar reflexionar sobre la naturaleza de la violencia. Cómo un acto violento puede ser un chispazo para otros, incluso peores. Si respondemos a la violencia con violencia, estamos en una situación similar a tirarle nafta al fuego. Lo mas probable es que terminemos atrapados en un incendio mucho mas peligroso.

La gran pregunta, ¿cómo respondemos ante la violencia?

Creo que la mejor manera de responder es concientizar y tomar una postura firme al respecto. Del lado de los equipos, esto sería detener el evento y hacer un anuncio de que ante un contexto de violencia no se puede ni se debe jugar. Se que esto sería una gran decepción para las personas que estaban esperando ver el partido, que habían comprado su entrada, incluso muchos habían viajado desde otras provincias o países.
Pero al final del día, no es mas importante como sociedad ponermos firmes y decirle que NO a la violencia, para sentar las bases para poder desarrollar un evento deportivo como corresponde?

Es clave que la pasión no excuse la violencia. Que el fanatismo deportivo no sea un pretexto para la falta de sensatez.

Muchos llevan esta discusión hacia los organizadores del evento o la seguridad de la ciudad, diciendo que no manejaron bien la situación. Otros plantean que es culpa de River (lo cual incluye a los jugadores, los fanáticos, los hinchas, y cualquier persona que se pueda identificar), con un argumento de que esto fue ocasionado por ellos, siguiendo una lógica de enemistad entre clubes. Algunos incluso argumentan que el partido se tendría que haber hecho a pesar de todo.
Sea cual fuere la lectura que hagamos, sea quien fuere que haya iniciado la violencia, y los motivos que haya tenido, creo que es mas importante, significativa y profunda la respuesta que tengamos como sociedad a la violencia.

Si dejamos que el odio nos lleve a odiar, que la frustración nos gane y terminemos gritando, insultando o atacando a otros, la violencia habrá ganado. Para evitarlo, podemos tomar esta oportunidad para mostrar qué es verdaderamente importante, y abogar por la paz. Hacer un gesto que demuestra que no solo es importante jugar, competir o ganar, sino las condiciones básicas para que este maravilloso deporte pueda hacerse: con respeto y sin violencia.

Un partido intervenido por la violencia, si se juega igual, es el equivalente de la legitimación de la violencia. Básicamente, decir que es válido atacar a un equipo antes de un partido. Esta es la parte más peligrosa de esta situación.
Por este motivo, en este caso, no debemos seguir el famoso lema del teatro “el show debe continuar”. Justamente lo contrario. El show no debe continuar, hasta que se cumplan las condiciones necesarias.
¿Cuantas tragedias podrian haber sido prevenidas siguiendo esta premisa? ¿Cuántos Cromañones podrían haber sido evitados?

Respaldar a los jugadores de ambos equipos, que les robaron la oportunidad de tener un partido justo. Respaldar a las personas que querían ver un evento deportivo en paz. Respaldar a nuestra sociedad en su totalidad, que sufre cada día mas la incertidumbre y la desconfianza de las instituciones.

Llevando esta idea a la vida cotidiana

Creo que tanto a gran o pequeña escala, la unica forma de combatir la violencia es ponernos firmes en las reglas básicas y fundamentales para relacionarnos con respeto. Es no participar de un evento que haga la vista gorda a la violencia que da lugar, por omision o acción. No dejarnos provocar por la agresión y el odio, que nos lleva a repetirlo y potenciarlo.
Es mostrarnos cuales son las formas validas de tratarnos, y cuales son sencillamente inaceptables.

En muchísimos casos de violencia, la herramienta fundamental para combatirlos es aprender a decir NO. No es aceptable esa forma de interacción. No es aceptable que me faltes el respeto. No es aceptable que incumplas con tus compromisos. No es aceptable que me menosprecies.
A veces ante las provocaciones uno se ve empujado a responder con mayor fuerza. Es lo que los psicólogos llamamos “escalar”. En el monumental, la violencia escaló velozmente. En esos casos, puede ser una opción prudente retirarse del contexto de provocación. Por ejemplo, si una pareja discute, uno de los dos grita e insulta, el otro puede subir la apuesta, o poner el límite diciendo “estamos gritando y esto NO esta bien, esperemos a un momento que podamos hablar con respeto”, y retirarse estratégicamente.

A pesar de las provocaciones, es fundamental recordar que siempre tenemos una opción, y buscar el camino que evite continuar una interacción violenta debe ser la prioridad en estos casos. Todo esto, sin importar quién haya tirado la primera piedra. Todos somos responsables de nuestro potencial para lastimar a los demás.
Solo cuando podamos hacer esto, estaremos realmente desligitimando la violencia, sin importar el contexto en que se de, quienes sean los agresores y quienes los agredidos. Si no podemos reconocer la capacidad de actuar con violencia en cada uno de nosotros, la solución estará siempre fuera de nuestro alcance.


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Acerca de Tomas Donato

Soy psicoterapeuta individual y de pareja con más de 10 años de experiencia. Mi objetivo profesional es ayudar a las personas a vivir mejores vidas. Por eso mi pasión es la filosofía y la psicología orientadas al desarrollo personal.

3 comentarios

  1. Me encanto, hay que usar el sentido comun en mayor o menor escala, es la unica manera de decir basta a toda forma de violencia. Excelente refleccion…

    1. Gracias por tus palabras, Elida.

  2. Muy bueno, es tal cual.

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